Psicóloga. Katya Monter.
Para quienes no estén tan familiarizados con el término “Resiliencia“, es la capacidad que desarrolla el ser humano para superar las dificultades que se presentan en la vida. Ser “resiliente” es ser resistente frente a la adversidad, pero además, existe otro elemento, que es la capacidad para reconstruirse saliendo fortalecido del conflicto crítico.
La “resiliencia” implica un proceso el cual es producto de experiencias que permiten el florecimiento de nuestras capacidades psíquicas, físicas, sociales e incluso espirituales para lidiar mejor con la adversidad.
Algunos ejemplos de situaciones en donde se pone en juego la “resiliencia” en el ser humano son: estar prisionero, vivir catástrofes naturales (terremotos, tsunamis, incendios, etc.), guerras, ataques terroristas, secuestros. A nivel individual estaría cualquier evento física o emocionalmente traumático, como los son pérdidas económicas, accidentes, enfermedades, o desafíos particularmente complicados como la pérdida de una relación, amistad o trabajo.
Asimismo, la pandemia mundial que está viviendo la humanidad, es el más claro ejemplo de una situación adversa y crítica que a su vez, puede ser una oportunidad para desarrollar nuestra “resiliencia” y salir avante de la crisis.
Siete características de la persona “Resiliente”.
1) Logra hacerse responsable de sus propios sentimientos, pensamientos y reacciones frente a la situación adversa, en este caso, a la pandemia y sus implicaciones. Echar la culpa de lo que está sucediendo a factores externos nos quita el poder de elegir nuestras reacciones. Independientemente, de que en ocasiones podemos sentir que algo se conspiró de la peor manera contra nosotros, como lo puede ser perder un trabajo, perder un familiar, estar encerrado en cuarentena. Siempre es muy importante hacernos responsables de lo que nos toca. Pues al colocar la responsabilidad afuera, nos convierte en un agente muy pasivo o en una víctima indefensa con poco poder de resolución. Mirar hacia nosotros siempre nos va a empoderar para poder salir, hasta de los peores eventos.
En la pandemia que acontece, se ha politizado el tema de quiénes crearon el virus, buscando a los culpables; o bien, buscar si el gobierno realiza su función correcta o incorrectamente. Sin embargo, enfocarse alrededor de ese tema, no ayudará a lidiar con nuestros problemas personales en el aquí y el ahora, derivados de la misma contingencia.
2) La persona resiliente está en contacto con sus emociones, y esto va desde sentirlas libremente, poderlas expresar en algún momento y lugar adecuado, identificar el tipo de emoción, discriminar cuál es específicamente la emoción que se siente. Por medio de esta conciencia de nuestro sistema emocional, podemos sobrellevar muchísimo mejor los problemas de la vida, pues eso nos hace conocernos y ser más asertivos al momento de dar una respuesta.
Durante esta contingencia que actualmente vivimos y conforme va pasando el tiempo, se nos reactivan diferentes emociones (tristeza, angustia, enojo, impotencia, frustración), nuestros estados de ánimo oscilan constantemente, ¡y es válido y natural! Todos los ciudadanos del mundo, de diferentes maneras estamos siendo afectados, el trabajar nuestras emociones de manera consiente es una habilidad muy importante para ir a través de cualquier circunstancia.
3) Una persona resiliente logra desapegarse de la situación adversa o negativa. Es decir, no quiere decir que no esté preocupada, angustiada o ajena a la situación, sino que tiene la capacidad de, en ciertos momentos, diferenciar lo de afuera de lo de adentro, y me refiero con lo de adentro al propio estado de ánimo y respuestas emocionales.
Un ejemplo, que vivimos diariamente es la exposición que tenemos a los medios de comunicación, en específico, las noticias nos han empapado de lo “adverso” que está el panorama actual, los contagios, las muertes, las pérdidas, la incertidumbre de cuándo terminará, el mal manejo gubernamental, etc. Sin embargo, cuando intentamos no engancharnos y no hacer nuestro lo que no es nuestro, podemos lidiar mejor con nosotros mismos y con nuestras reacciones ante lo difícil de la situación, generando así un mejor funcionamiento personal. ¡Ojo! El desapego, no quiere decir indiferencia o poca empatía, es el desapego de lo que nos puede alterar emocionalmente, dejándonos angustiar en exceso por lo que afuera se trasmite: pánico, desesperanza, indefensión, etc.
4) La persona resiliente cuenta con recursos, tanto internos como externos, para ir a través de los momentos difíciles. Esos recursos pueden ser actividades que la empoderen como lo es el deporte, la meditación, lectura, escritura, establecerse rutinas en casa. La persona resiliente, logra ser resolutiva, creativa, multi opcional y, además, adaptativa al cambio. Es decir, si viene el obstáculo trata de agotar todas las soluciones, antes que sentir desesperanza e indefensión.
Podemos observar, las diferentes direcciones que han tomado nuestros conocidos para enfrentar esta contingencia, éstas van desde, quedarse en casa cocinando, ejercitando, bailando, así como, salir de casa, llevando a la práctica todas las maneras posibles para evitar el contagio y sentir un poco de tranquilidad dentro de la tempestad, y créanlo! esos mismos son recursos.
5) La persona resiliente, logra ser muy analítica e introspectiva, al poder diferenciar que muchas veces sus emociones y sentimientos no tienen que ver con lo que esté aconteciendo en ese momento, sino con cosas de su propia historia personal. De esta manera, al poderse dar cuenta de esto, hay un mejor enfrentamiento a la condición presente.
Y aquí quisiera tocar, un tema muy humano que es “la muerte”, la cual, a todos, por lo general, nos mueve emocionalmente. ¿Por qué?, porque nos recuerda nuestra naturaleza finita. Cuando escuchamos o ya vivimos fallecimientos de gente cercana debido a la pandemia, es inevitable sentir dolor, angustia o tristeza por el reconocimiento de que “la muerte” es inherente a nuestra vida y va a suceder, sí o sí. El hacer conciencia de los sentimientos frente a la “muerte”, de alguna manera nos evita mimetizarnos con el ambiente que ha prevalecido durante la pandemia y minimiza la amenaza que podamos sentir ante la misma, y eventualmente podamos resignificarla.
6) La persona resiliente sabe que en los momentos adversos y críticos lo mejor es mantenerse en el “presente”, es decir evitar rumiar el pasado y fantasear sobre un futuro, específicamente en esos futuros fatídicos y caóticos sobre la pandemia y su implicaciones, físicas, mentales, emocionales, económicas o sociales.
7) La persona resiliente encuentra un sentido en la vida para poder asirse e ir a través de la adversidad y salir adelante con un nuevo significado. Este sentido de vida puede ser externo como lo es alguna persona, un familiar, un proyecto; o bien, un sentido, interno cómo lo es nuestro propio bienestar y amor propio.
Y es aquí en donde, hay que tener cuidado de no perder nuestro sentido, frente al panorama de la pandemia, puede ser algo complicado, pues las afectaciones están siendo grandes; sin embargo, reconocer que hay algo que nos hace buscar un oasis en el desierto, elegir nuestra paz y bienestar dentro de lo caótico del mundo actual hace una gran diferencia para enfrentar la crisis.
De esta manera, ser resiliente no nada más es pasajero, no nada más está aterrizado a una situación adversa, sino que es una actitud, una posición de vida, una manera de entender la vida.
La resiliencia es una habilidad o capacidad emocional que todos, sin excepción alguna, la podemos experimentar y usarla, incluso para lo que consideramos que puede ser lo peor que nos ha pasado.
Felicidades querida Katy ♡ Te deseo sabiduría y muchos éxitos