Psicólogo. Enrique López Ambía.
Uno de los hechos más devastadores en una relación es cuando mi pareja es adicta a sustancias.
De acuerdo con el DSM-V la adicción a sustancias ocurre cuando existe:
- Un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativos, expresado por tres (o más) de los ítems siguientes en algún momento de un período continuado de 12 meses:
- Tolerancia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:
- una necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para conseguir la intoxicación o el efecto deseado
- el efecto de las mismas cantidades de sustancia disminuye claramente con su consumo continuado
- Abstinencia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:
- el síndrome de abstinencia característico para la sustancia.
- se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar evitar los síntomas de abstinencia
- La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o durante un período más largo de lo que inicialmente se pretendía
- Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el consumo de la sustancia
- Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia (p. ej., visitar a varios médicos o desplazarse largas distancias), en el consumo de la sustancia (p. ej., fumar un pitillo tras otro) o en la recuperación de los efectos de la sustancia
- Reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de la sustancia
- Se continúa tomando la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos o físicos recidivantes o persistentes, que parecen causados o exacerbados por el consumo de la sustancia (p. ej., consumo de la cocaína a pesar de saber que provoca depresión, o continuada ingesta de alcohol a pesar de que empeora una úlcera)
Si identificas estos comportamientos en ti o en tu pareja estas viviendo una adicción.
Mi pareja es adicta.
Uno de los temas recurrentes en consulta es que la pareja sufre de alguna adicción, siendo el alcoholismo la mas común, aunque vemos como se ha ido incrementando el consumo de otras drogas ilegales como la cocaína y sus derivados, metanfetaminas, alucinógenos y otras, sin embargo, puede haber coexistencia entre el alcoholismo y otras sustancias, lo cual solo empeora la situación.
Las personas que sufren de adicción a sustancias han distorsionado su sentido de realidad. Justificarán ocultar a la familia y amigos su adicción. Pueden inclusive explicar que beben o usan drogas para soportar a una pareja que les hace la vida difícil o que su trabajo es estresante, que deben beber en sus interacciones sociales o laborales, o que sus hijos son una carga.
Muchos de los miedos e inseguridades del adicto se pueden ver amplificados, tales como los celos, la paranoia, la depresión, la ansiedad, agresividad y otros, también puede ocurrir que los oculten o atenúen, en algunos casos esto ocurre ante el síndrome de abstinencia, las sustancias pueden así mismo volver funcionales, en apariencia, a algunas personas, pero esto es una máscara que se va cayendo conforme la adicción avanza.
La negación que acompaña a una adicción es un problema familiar porque a menudo también incluye a la pareja. Los cónyuges pueden encubrir a su pareja, poner excusas, llamar a un patrón y decirle que está enfermo cuando en realidad es una resaca. Pasarán por alto el accidente del auto. Sobre todo, toleran la falta de disponibilidad física y emocional de su cónyuge debido a su “romance” con las drogas o el alcohol.
Las adicciones a menudo son ruinosas para un matrimonio si se permite que continúen. Son comportamientos compulsivos que suelen estar alimentados por una ira profundamente arraigada o por el miedo a la intimidad. Es posible que esté casado con una persona a la que avergonzaban en la primera infancia. Es posible que hayan tenido una educación sexual deficiente o nula, que hayan experimentado a un padre que haya actuado sexualmente o que hayan tenido un trauma infantil grave. Pueden ser víctimas de incesto o abuso sexual. La conducta sexual de estas formas compulsivas, así como otras adicciones, a menudo indican dolor emocional. También se utilizan como sustituto de la verdadera intimidad.
El adicto puede actuar de formas que dañan la estabilidad familiar de muchas maneras, a través de mentiras, robos, abuso emocional tal como chantaje, infidelidad y otros muchos.
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Codependencia.
Las personas codependientes suelen posponer la atención de sus propias necesidades en favor de atender las de los demás. Por este motivo, con frecuencia sufren en silencio porque se sienten enfadados, decepcionados y agobiados dado que dan mucho más de lo que reciben. De hecho, los demás se acostumbran a su manera de ser y algunas veces se aprovechan cargándoles de trabajo, responsabilidades y obligaciones.
El colocar las necesidades de los demás antes de las suyas da lugar a que las personas codependientes se topen con dificultades para tomar decisiones y con frecuencia terminan siendo explotados o engañados por otros. Suelen sufrir en silencio porque reprimen sus emociones y además el miedo al abandono les lleva a soportar por mucho tiempo relaciones insatisfactorias y algunas veces destructivas. También es recurrente que se enfermen físicamente debido a los elevados niveles de estrés que acumulan en su vida.
Lo peor de todo esto es que la codependencia es vista por ellas mismas y por otras personas como algo normal debido a que la cultura reconoce las conductas de auto sacrificio y abnegación como una cualidad, más aún cuando se trata de las mujeres.
La codependencia es un concepto que ha ido evolucionando en el tiempo, en su origen, en los años setenta, describía a la persona, sea ésta familiar o amigo, que tiene una relación directa e íntima con un alcohólico y que le facilita continuar con la adicción. Más tarde se ha hecho referencia al codependiente como aquella persona que se dedica a cuidar, corregir y salvar a un adicto, involucrándose en sus situaciones de vida conflictivas, sufriendo y frustrándose ante sus repetidas recaídas, llegando a adquirir características y conductas tan erróneas como las del propio adicto.
Las personas que han vivido en familias donde están presentes las adicciones, más comúnmente el alcoholismo, pueden desarrollar, con sus parejas adictas, actitudes que incluyen (Fernando, 2002):
- Codependencia directa: La conducta va desde proporcionar la sustancia y dinero o el lugar donde pueda consumir la droga.
- Codependencia indirecta: Se opone abiertamente a la conducta adictiva, pero, a la vez, protege al adicto, y evitan que se responsabilice de sus acciones.
- Codependencia tolerante: Desempeña el rol de sufridor. Su rol no es modificar el comportamiento del adicto, sino contemplar como se destruye, pero queriendo sacar lo que queda de bueno y noble en él.
- Codependencia perseguidora: Es el familiar más comprometido en controlar la conducta autodestructiva del adicto. Despliega un sistema de conducta para descubrirlo. Es el que opera con un control externo.
Si mi pareja es adicta, es muy posible que ya sea o que se pueda convertir la relación en un sistema codependiente.
Tratamiento.
El tratamiento a menudo toma la forma de terapia individual, matrimonial y grupal. Las tareas clave para la recuperación incluyen, ante todo, romper con la negación. A veces, esto requiere que el cónyuge codependiente primero rompa su propia negación y también aprenda sobre el proceso de adicción y cómo se logra establecer la sobriedad. Entonces se trata de hacer que el adicto / alcohólico inicie un plan de tratamiento. Para muchos, A.A. o N.A. puede ser una solución eficaz. Para otros, puede ser el punto de partida en combinación con la terapia.
La terapia de pareja también es una parte esencial de la recuperación. Es posible que un cónyuge no pueda reconocer la necesidad de su participación, pero la recuperación es mucho más exitosa cuando ambos cónyuges están involucrados. Si la persona adicta asiste a A.A., y el cónyuge posiblemente asiste a las reuniones de Al-anon, además de recibir asesoramiento matrimonial, es más probable que la relación conyugal se estabilice y la pareja pueda superar el trauma que experimentaron por los comportamientos de la pareja adicta.
Hay que ser muy claros en que, si mi pareja es adicta, y la situación ya es intolerable, pone en peligro a nuestros hijos o a nosotros mismos, es completamente lícito y adecuado terminarla. El autocuidado debe ponerse por delante en muchos casos, particularmente cuando la persona adicta no muestra deseos de trabajar en su problema. El desgaste emocional y la codependencia aparejada a sostener a cualquier costo una relación de este tipo tienen consecuencias muy graves, a veces irreparables.
Referencias
Fernando, M. I. (marzo de 2002). Codependencia y psicoterapia interpersonal. Obtenido de Revista de la asociación Española de Neuropsiquiatría: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-57352002000100002